Durante su visita oficial a Pekín, el presidente Gustavo Petro profundizó en su visión de una Colombia soberana en la geopolítica global, defendiendo la reciente adhesión del país a la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por China, y lanzando críticas al tradicional alineamiento con Estados Unidos.
“Ya esa posición de ser paria y segundón de Estados Unidos creo que queda en el pasado”, declaró el mandatario en una extensa intervención ante medios chinos, destacando la necesidad de establecer relaciones bilaterales con múltiples naciones “de tú a tú”, sin amenazas ni sanciones.
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Petro sostuvo que “el mundo no puede seguir funcionando bajo la lógica del ‘si te relacionas con este, te sanciono’. Así no puede ser la humanidad”.
El mandatario exaltó el papel que ha jugado China en la reducción de la pobreza global y en la transformación económica mundial en las últimas décadas.
Señaló que el modelo chino ha puesto en práctica debates teóricos sobre el poder, la producción y el cambio social: “China no me es ajena, la hemos leído desde hace décadas… Lo que ha pasado allí en los últimos treinta años es sustancial”.
Petro ve en la relación con China un salto estratégico no solo comercial, sino civilizatorio. Destacó el valor del “diálogo entre civilizaciones” como alternativa al debilitamiento del multilateralismo y al modelo hegemónico basado en la imposición. Citando a Gabriel García Márquez, afirmó que América Latina podría ser el puente entre el “jaguar y el dragón”.
A su juicio, la alianza con China puede servir para impulsar energías limpias, tecnología y soberanía alimentaria: “Colombia es tierra de sol, viento y agua. Podemos producir paneles solares, desarrollar la agroindustria y ofrecer diversidad en productos para el comercio global”.
En un tono poético y simbólico, el presidente dijo que si Colombia logra sostener relaciones igualitarias con todos los bloques del planeta, “podría convertirse en el corazón del mundo”.
También aludió a la violencia histórica del país y expresó que esta es la oportunidad de romper con ese ciclo: “Queremos que se acaben los cien años de soledad… sí tenemos una segunda oportunidad sobre la Tierra”.
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Finalmente, comparó los procesos revolucionarios históricos en Asia, Europa y América Latina, reivindicando su capacidad transformadora y su legado universal: “Cuando una revolución es de verdad, no solo cambia un país, cambia los valores de toda la humanidad”.
La visita de Petro a China marca un punto de inflexión en la política exterior colombiana, que ahora apunta a un relacionamiento multipolar y estratégico, con apuestas en ciencia, tecnología, energías limpias y diálogo intercultural.
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