El mercado mayorista de Corabastos reportó estabilidad en la mayoría de los productos perecederos, aunque se presentaron variaciones significativas en algunos alimentos clave. Los productos más económicos del día fueron el calabacín, con un valor de $1.000 por kilo, y el sal, a $1.300 por kilo.
La espinaca, que ayer estaba a $50.000 el atado de 10 kilos, hoy bajó a $35.000. El melón, por su parte, presentó una reducción del 50 %, al pasar de $2.000 a $1.000 el kilo.
El ajo rosado descendió de $70.000 a $65.000 el atado de 5 kilos. La alcachofa bajó de $50.000 a $40.000 la docena. El frijol verde tuvo una caída de $280.000 a $220.000 por bulto de 50 kilos.
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Alimentos que subieron de precio
Por el contrario, productos como la arveja verde, que se cotizaba en $350.000, hoy se vende a $400.000 por bulto de 50 kilos. La habichuela también aumentó, pasando de $160.000 a $170.000 el bulto.
El cilantro subió de $40.000 a $50.000 el atado de 10 kilos, mientras que la lechuga subió $10.000, al pasar de $30.000 a $40.000 la docena. El tomate chonto incrementó su valor de $4.000 a $5.500 el kilo.
Se mantuvieron sin cambios el precio del calabacín ($1.000/kilo), la sal ($1.300/kilo), el huevo tipo AA ($420 por unidad), el tomate chonto ($3.000/kilo), la patilla ($2.200/kilo) y la trucha ($9.000/libra).
En esta categoría, el aceite de varias marcas presentó precios desde $7.175 hasta $15.000 por litro. El arroz corriente se mantuvo en $160.000 por bulto de 50 kilos, aunque ha llegado a cotizarse hasta en $180.000.
El azúcar refinada se mantuvo en $110.000 por bulto de 25 kilos, y el maíz trillado peto se sostuvo en $135.000 por bulto de 50 kilos. La manteca, en caja de 15 kilos, se vendió a $108.000.
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Condiciones climáticas
Desde el sector mayorista advierten que el comportamiento de los precios también podría verse influido por factores climáticos. En esta época del año, las lluvias intensas pueden dificultar la recolección, transporte y comercialización de productos frescos.
Además, el exceso de agua puede dañar las raíces, favorecer la aparición de hongos y enfermedades en los cultivos, así como retrasar los ciclos de cosecha. Esto podría incidir en la oferta y, por tanto, en la volatilidad de los precios.
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