La institución geriátrica lleva prestando sus servicios en la capital boyacense desde hace 107 años.

_{La institución  religiosa puso en venta el inmueble donde actualmente  presta sus servicios de asilo para personas mayores. Foto: Boyacá Sie7e Días}

*Por: Yuliana Bohórquez Montañez

La comunidad religiosa Hermanitas de los Pobres, que durante más de un siglo ha prestado servicios de beneficencia en Tunja a personas de la tercera de edad en situación vulnerable, se vio obligada a pagar cerca de 700 millones de pesos al municipio, luego de perder la exención del impuesto predial por un error administrativo ocurrido hace más de una década.

La situación se remonta a los años 2012 o 2013, cuando, según explicó la hermana María Eugenia Rubiano, directora del asilo, no se radicó ante Catastro Municipal la solicitud anual para la exoneración del impuesto predial, un trámite que se venía realizando históricamente, amparadas en la normativa que exonera de dicho cobro a instituciones sin ánimo de lucro dedicadas a la asistencia social.

“Durante más de 100 años no nos cobraron, porque la ley nos ampara. Pero en ese año, a alguna de las hermanas se le pasó el trámite y nadie se dio cuenta hasta que llegaron las notificaciones de cobros coactivos (…). Desde entonces, y por estos años consecutivos, se generaron cobros acumulados por impuesto predial y sobretasa ambiental, sumados con intereses de mora que, superaban los 90 millones de pesos”, explicó a Boyacá Sie7e Días la hermana Rubiano.

La religiosa aseguró que, a pesar de múltiples gestiones ante entidades como Planeación, Catastro, Hacienda municipal e incluso la intervención del arzobispado y abogados de la curia, no se logró recuperar la exención retroactiva ni evitar los cobros.

Ante la inminencia de embargos y sanciones, la congregación (que opera nueve casas en el país bajo un solo NIT, todas dedicadas a atender población vulnerable sin ningún tipo de pensión ni apoyo estatal) decidió asumir el pago.

“Las nueve casas de Colombia funcionamos igual, con un solo NIT. Claro, cuando ya comenzaron a llegar las cartas de que iba a haber cobros, la casa madre, que es en Francia, nuestra madre general, dijo: vea, para evitar esos problemas, más vale como en el evangelio; que muera una y no que mueran las nueve casas. Entonces, ¿qué hicimos?, decidimos pagar el impuesto de esta casa, que fueron casi 700 millones”, manifestó la directora.

El pago se efectuó el año pasado, el dinero fue reunido mediante la venta de una casa, un inmueble patrimonial ubicado en el Centro Histórico de Tunja, contiguo al asilo, además de aportes solidarios de las otras casas de la congregación en Colombia y el apoyo de la casa madre en Francia. Aun así, la suma no fue suficiente, por lo que fue necesario recurrir a más solicitudes internas de ayuda.   

Sin embargo, para este año, nuevamente deberán cancelar un valor cercano a los 25millones de pesos por concepto de la sobretasa ambiental, pues este tributo no está contemplado dentro de las exenciones vigentes.

En cuanto al predial, la comunidad presentó la solicitud de exención correspondiente al año en curso el pasado 11 de enero. “Nos han exigido presentar la documentación cuatro veces; me devolvieron porque faltaba un papel, después quedó faltado otro, después, que no sé qué, hasta que se me subió y dije, eso es falta de organización de ustedes”, dijo.

Tras varios requerimientos y devoluciones, funcionarios realizaron finalmente la visita técnica correspondiente la semana pasada, por lo que esperan que se restablezca la exención para el año actual.

El futuro del hogar geriátrico ‘Mi Casa’ en Tunja

La congregación internacional Hermanitas de los Pobres, que tiene su sede principal en Francia, país en el que fue fundada hace más de dos siglos, tomó la drástica decisión de cerrar en Colombia tres de las nueve casas, “debido a la falta de vocaciones”.

“Desde hace como ocho años la madre general nos había dicho: hay que cerrar tres casas porque no hay vocaciones. Ya no hay jóvenes que quieran venir a sacrificarse, a entregarse, a consagrarse a Dios sirviendo a los pobres. Entonces ella dijo, como no hay vocaciones, pues aprovechemos ahorita el problema que tiene Tunja, pagan la deuda y nos vamos, cerramos”, indicó la religiosa.

Tras el anuncio del retiro, ha surgido la preocupación entre la comunidad por el futuro de los adultos mayores que actualmente residen en el hogar. Frente a esto, la hermana aclaró:

“Ya se puso en venta el inmueble, hasta que no vendamos esta casa no nos iremos. Supongamos que lo compra otra comunidad religiosa que pueda seguir con los ancianitos, ellos se quedarían acá. Si no es ese el caso, los ancianitos se van con nosotros, los que tienen familia se los entregamos, pero los demás irán para las otras casas que quedan disponibles en Colombia”, explicó.

Actualmente ‘Mi Casa’ tiene bajo su cuidado 44 adultos mayores, de los cuales apenas seis u ocho cuentan con familia, el resto sería reubicado en los otros asilos cercanos, ubicados en Bogotá y Zipaquirá.

En cuanto a los empleados, “ellos saben, ya hemos ido liquidando, y ya los que han regresado entran con un contrato diferente en el que saben que el día que cerremos la puerta se termina el contrato. Desde luego se les liquida todo”, indicó. Son 17 empleados y nueve monjas.

El inmueble donde actualmente funciona el hogar geriátrico ‘Mi Casa’, está avaluado en cerca de 19.000 millones de pesos, sin embargo, si es una comunidad religiosa la que asuma la compra, el precio oscila entre los 15.000 millones.

Una vez realizada la compraventa, la hermana María Eugenia aseguró que este dinero será destinado para las otras casas, sobre todo para la reconstrucción de la sede en Chapinero.

En cuanto a los 25 millones que aún deben al municipio, de sobretasa ambiental, la congregación adelanta rifas y actividades para reunir el monto, cuyo plazo para cancelar vence a finales de julio del 2025.

“No hay palabras para agradecer todo lo que la ciudadanía de Boyacá ha hecho por nosotros, pues por los viejitos. Porque a nosotras nos cambian y quedan ellos. Entonces agradecerles y pedirles que nos ayuden para lograr cubrir esa deuda. Porque, de todas formas, aunque vendamos el inmueble, no nos van a dar la plata de inmediato. Y el resto nuestro señor nos va mandando por quien sea. Pero los invitamos a todos a que nos ayuden”, finalizó.

La comunidad reitera su compromiso de seguir prestando sus servicios en las otras sedes del país, aunque advierten que la sostenibilidad depende de la solidaridad, la buena voluntad institucional y el cumplimiento riguroso de trámites legales para no repetir lo ocurrido en la capital boyacense.

Quienes deseen hacer algún tipo de donación al hogar de beneficencia ‘Mi Casa’ pueden hacerlo a través de la siguiente cuenta Davivienda: 176000137453 ahorros o acercarse directamente y comprar las boletas de rifas que tienen un costo de 20.000 pesos.

*Redactora de Boyacá Sie7e Días

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