Filemón no solo fue conductor, fue testigo activo del crecimiento de la empresa y de la ciudad. Manejó durante dos décadas el primer vehículo de la compañía.

Don Filemón Rojas Chaparro, pensionado de Coservicios, exintegrante de la Junta Directiva de la empresa. Foto: Nury Vargas/Boyacá Sie7e Días
*Por: Nury Vargas
Sentado en la sala de su casa, con la voz pausada, algo temblorosa, pero decidida, Filemón Rojas Chaparro rememora los días que, según dice, fueron los mejores de su vida. A sus 81 años, y con la salud algo resquebrajada por el tiempo, tres preinfartos, cateterismos y una cirugía que nunca llegó a realizarse, aún encuentra en la memoria el aliento que lo mantiene en pie: su paso por la Compañía de Servicios Públicos de Sogamoso Coservicios S.A. E.S.P., la compañía a la que le dedicó 33 años de su vida.
Entró el 9 de octubre de 1967, cuando Sogamoso apenas contaba con un solo vehículo para atender los servicios de energía, acueducto y alcantarillado. “Era la Power, yo la manejaba”, recuerda con precisión. Después, cuando la electrificadora asumió el manejo de la energía, él se quedó acompañando el acueducto y el alcantarillado, hasta el último día de su labor, hace ya 25 años.
Filemón no solo fue conductor, fue testigo activo del crecimiento de la empresa y de la ciudad. Manejó durante dos décadas el primer vehículo de la compañía y luego pasó al Dodge 300, un camión adquirido bajo la gerencia del ingeniero Víctor Manuel Ríos.
Con ese camión hacía de todo: transporte de personal, mantenimiento, reparación de redes, viajes por materiales. Él mismo se ponía las botas, encendía las motobombas, cargaba los tubos. “Eso era con pica y pala, cuadrilla de cinco o seis, pero había compromiso, había corazón, si se rompía un tubo había que arreglarlo de inmediato”, dice con orgullo.
Uno de sus recuerdos más vivos es el de la red de 16 pulgadas que pertenecía a Acerías Paz del Río y luego pasó a ser de la Compañía. Aquello implicó una lucha para el área de acueducto: fugas constantes, trabajos sin horario, madrugadas enteras cavando zanjas. “Tocaba duro, de día y de noche. Pero lo hacíamos con amor”.
Durante su tiempo en la empresa, Filemón fue más que un trabajador. Fue parte del Sindicato, miembro de la Junta Directiva de Coservicios y logró impulsar obras fundamentales desde la Junta de Acción Comunal del sector de Siatame. “Hicimos el colector, el acueducto desde Asodea, representamos con acciones a la comunidad. Fueron años de lucha, pero también de unión”.
Su relato está lleno de anécdotas: los paseos a Barbosa y Villa de Leyva organizados por la empresa, los regalos de Navidad que “sí valían la pena”, los viajes a Cali a traer cloro para la planta, e incluso una aventura en Cartagena donde, por trámites demorados, terminó conociendo la ciudad “por todos los costados”.
Recuerda a cada gerente con nombre y apellidos. “Pasé por más de diez. Todos buenos, todos humanos. Yo no tuve ni un solo día una sanción. Mi hoja de vida está limpia, intachable. Eso es un orgullo para mí”.
También vivió la empresa desde el deporte. Participaba en competencias de ciclismo organizadas por Coservicios, donde lo importante no era ganar sino compartir, reír, celebrar. “Eso es lo que me mantiene vivo, el recordar, porque recordar es vivir”.
A veces, cuando se encuentra con los compañeros que aún quedan, se toman un tinto y reviven juntos los días de trabajo. Muchos ya han fallecido, otros se han perdido en el tiempo. Pero Filemón sigue ahí, con sus historias intactas, con una sonrisa en el rostro cuando habla de la empresa que fue, según dice sin dudar, su segunda familia.
“Le cuento con toda sinceridad, dice mientras sus ojos brillan, esos 33 años fueron como estar en un colegio. La mejor época de mi vida”.
*Redactora de Boyacá Sie7e Días
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