
En un país donde a los árbitros les gritan de todo y no precisamente elogios, hay un grupo de jueces que, en vez de perder la cabeza, la mantienen fría. Son boyacenses que hoy caminan con firmeza por los estadios del fútbol profesional colombiano. Y aunque les lluevan madrazos desde la tribuna, responden con serenidad y carácter.
El legado arbitral de Boyacá no es nuevo. Desde Pesca, los hermanos Mauricio (escápela FIFA) y Fernando Camargo han demostrado que en esto del arbitraje también hay talento de exportación. Con experiencia en torneos de Primera División y consolidados en la élite nacional, son prueba de que se puede llegar lejos cuando hay disciplina y temple.
También desde Pesca —tierra reconocida por la valentía de su gente— surgió Mary Blanco, árbitra internacional que ha dejado huella en los Juegos Olímpicos, en torneos Conmebol y en los mundiales femeninos FIFA. Su presencia es símbolo de empoderamiento y profesionalismo. En un mundo tradicionalmente dominado por hombres, a Mary le siguen el camino juezas profesionales como Amanda Dayana Valenzuela, Marta Gutiérrez, Debbie Forero, Liliana Machuca y Alejandra Cortés, quienes se han ganado su lugar a punta de decisiones justas y temple inquebrantable.
Pero si hablamos de historia, hay que recordar a Rafael Sanabria, oriundo de Toca, quien durante años fue referente en la Liga y hoy continúa vinculado como analista y consultor. Igual que los hermanos Yussi e Iván Sánchez —el primero al frente del Colegio de Árbitros y el segundo como presidente de la Liga de Fútbol de Boyacá, también destacan otros nombres que supieron lo que era impartir justicia con autoridad, como Juan Carlos Monguí, Hugo Hernán Gámez, Álvaro Fernando Velandia, Diego Flechas, Gonzalo Hernández, Isaac Alba (q.e.p.d.) y Darío Alba.
En otro frente está el profesor Julio Sánchez, silencioso pero fundamental.
A su lado se han formado decenas de árbitros que hoy transitan con solvencia por las diferentes categorías del fútbol colombiano. Su labor como instructor y guía ha sido esencial para que el silbato boyacense siga sonando fuerte.
José Luis Niño, nacido en Duitama, ha sido clave en la implementación del VAR en Colombia y hoy actúa como instructor y observador. Ferney Trujillo, aunque afiliado al colegio de Casanare, es oriundo de Boyacá y tuvo sus inicios en el fútbol de Sogamoso. Se destaca como juez central en la Liga.
Camilo Colmenares, otro nombre en ascenso del arbitraje boyacense, ha dirigido más de 90 partidos en el Torneo BetPlay, consolidándose como uno de los árbitros con mayor proyección, a quien pronto veremos pitar en la categoría A. Víctor Wilches, Fernando Acuña (escarapela internacional VAR), Danilo Sarmiento, Santiago Leguizamón, Diego Sánchez y Brayan Roberto también integran cuerpos arbitrales del Torneo y la Liga BetPlay, cumpliendo funciones de centrales o asistentes y aportando solidez en cada jornada.
Este grupo, junto a muchos otros en formación, demuestra que Boyacá también exporta árbitros con carácter, que pitan lo que es. Porque, al final, el respeto en la cancha no se exige a gritos: se gana con serenidad, preparación y autoridad, justo como lo hacen, partido tras partido, los árbitros de esta tierra.
La entrada Entre silbatos y madrazos, los árbitros boyacenses son de primera – Luis Francisco Lagos #Columnista7días se publicó primero en Boyacá 7 Días.
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