
Una democracia sana no se construye gritando más fuerte ni imponiendo a la fuerza. Se construye con respeto, con reglas claras y, sobre todo, con equilibrio entre quienes toman decisiones.
Colombia no puede ser un país donde solo vale lo que diga el que tiene más poder. Por eso existen instituciones como el Congreso (legislativo) y la justicia: para que nadie mande por encima de todos, para que las decisiones se tomen con diálogo y no con imposiciones.
El equilibrio entre los tres poderes —Ejecutivo, Legislativo y Judicial— es la base que sostiene la democracia. Cada uno cumple un rol distinto, y ninguno puede estar por encima del otro. Si uno se impone, el sistema se desajusta y la democracia pierde fuerza, se genera un desequilibrio peligroso.
Cuando se quiere hacer a un lado a quienes piensan distinto o se deslegitiman las instituciones porque no obedecen, lo que se debilita es el país. La ley no puede ser usada como un arma, ni el poder como un capricho.
Las reglas del juego no están ahí para incomodar, sino para protegernos. Si se rompen, si se pasa por encima de la Constitución y del diálogo, lo que viene no es progreso, es desorden y fragilidad institucional, que termina afectando al final a los gobernados.
Hoy más que nunca se necesita sensatez, respeto y conciencia. La democracia es de todos y debemos cuidarla. Porque sin equilibrio, no hay futuro, promisorio para los colombianos.
La entrada El valor del equilibrio – Gloria Palacios #Columnista7días se publicó primero en Boyacá 7 Días.
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