Que no fue por una posible inhabilidad, ni por no contrariar a sus amigos empresarios, ni por temor a Roy Barreras, ni por no haber recibido el guiño del presidente Gustavo Petro; no señor, según Carlos Amaya, nada de eso fue lo que lo llevó a tomar la decisión de no aspirar a la Presidencia de la República en esta ocasión.

De acuerdo con el gobernador de Boyacá, y así lo afirmó en Occidente, él no renunció a su cargo por los campesinos del departamento. “Me quedé para darle un mensaje a todo este país, y es que los campesinos deben estar primero, y es que los campesinos deben ser dignificados, y es que sin campesinos no habrá ciudades y es que sin el campo no habrá desarrollo para este país. Me quedé para liderarlos a ustedes, no para mandar”, dijo Amaya.

Así que alistémonos para la bonanza en el campo boyacense, donde las promesas políticas se convertirán en puentes, en mejores vías, en internet rural, en distritos de riego, en mejores servicios de salud y en mecanismos para que se les pague lo justo por sus cosechas y productos a los campesinos.

No más discursos, ahora sí el Gobierno departamental trabajará por el campo. ¡Ajá!

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