En el marco de los 70 años de Coservicios, Álvaro González, gerente en tres periodos, rememora los momentos clave que marcaron la transformación de los servicios públicos en Sogamoso.

Álvaro González Sierra ha sido tres veces gerente de la Compañía de Servicios Públicos de Sogamoso (Coservicios). Foto: archivo Boyacá Sie7e Días
*Por: Nury Vargas
A lo largo de sus 70 años, la Compañía de Servicios Públicos de Sogamoso S.A E.S.P. ha contado con protagonistas que han sido testigos de los grandes cambios en la prestación de servicios básicos para el municipio. Uno de ellos es Álvaro González, quien ocupó la gerencia de la entidad en tres momentos diferentes: 1985, 2010 y 2019. Su testimonio permite reconstruir parte de la evolución que ha tenido Coservicios en áreas como el acueducto, el aseo, el manejo de residuos y el alumbrado público.
González recuerda que cuando asumió por primera vez la gerencia en 1985, uno de los principales desafíos era la deuda que tenía la empresa con la Electrificadora de Boyacá. “En ese tiempo Coservicios era una de las pocas empresas en Colombia que manejaba lo que llamábamos las cuatro A: agua, alcantarillado, aseo y alumbrado. Eso era muy difícil de lograr en el país, y nosotros lo teníamos”, señala.
En ese entonces, la prestación del servicio de energía se hacía directamente desde Coservicios, pero la compañía debía comprar la energía a la electrificadora. “No existía la compra por bolsa como ahora. No se podía negociar el kilovatio con otras regiones. Éramos totalmente dependientes de la electrificadora, que en ese entonces era de los boyacenses… ahora ya no”.
Según explica, se tuvo que negociar la deuda con la electrificadora, pues el municipio corría el riesgo de quedarse sin energía. Con el tiempo, esa parte del servicio dejaría de pertenecer a la empresa.
“La administración siguiente a la mía le vendió a la electrificadora toda la red, según me contaron: se entregó el servicio por una deuda. Entonces nos quedamos sin alumbrado. Lo que quiero decir es que nosotros éramos autosuficientes, teníamos transformadores, postes y luminarias”.
En el campo del acueducto, uno de los momentos que recuerda con mayor detalle fue la renovación de la conducción desde el lago de Tota. En ese momento, la tubería era de bronce y presentaba constantes rupturas. “El bronce se parte cuando se le somete a una tensión, a un movimiento brusco, y además lo habían perforado por todas partes para hacer conexiones domiciliarias. Eso hizo que se perdiera presión y eficiencia”.
Fue entonces cuando, junto a la dirigente María Izquierdo, se gestionó la financiación para ejecutar el cambio. “Ella nos ayudó a conseguir un millón de dólares. Se logró perforar el muro de la bocatoma dos veces que eso fue una maravilla, e hicimos un acueducto en paralelo, que debía tener una connotación: no dejarlo perforar. Como el primero seguía funcionando, se dejó para la parte rural, que viene siendo Cuítiva, Iza, Firavitoba y zona sur de Sogamoso, y el nuevo solo para Sogamoso, sin dejarlo perforar.”.
Más adelante llegaría un cambio aún más profundo: la Ley 142 de 1994. “Esa Ley fracturó la prestación de los servicios públicos. Las empresas como Coservicios, aunque fueran mixtas, tenían que manejarse bajo el régimen privado”
Otro de los temas que recuerda fue el manejo de residuos sólidos antes del relleno sanitario. “Eso era terrible. Había ratas por montones. Era un foco de contaminación y de enfermedades”. En ese contexto surgió el proyecto de hacer el relleno sanitario Terrazas del Porvenir, que prestó servicio a más de 40 municipios y representó una fuente importante de ingresos para la empresa.
Sobre el tratamiento de lixiviados -líquido que se genera por la descomposición de los residuos-, advierte: “Tenemos dos plantas para tratarlos, pero si no se hace bien, contaminan las quebradas. Es el problema ambiental más grave, los lixiviados”.
En cuanto al sistema de alcantarillado, destaca que durante años las aguas negras llegaban directamente a los afluentes sin ningún tipo de tratamiento. “La gente antes botaba las aguas negras desde sus casas al río Chicamocha. Era una podredumbre”.
Con la gestión de recursos se logró avanzar en la construcción de colectores y plantas de tratamiento. “Entonces la ingeniería se inventó los colectores: paralelo al río, se metió un tubo que recibe los desechos de las casas y que ahora se ve con concreto. Nosotros tenemos más o menos 36 colectores”.
En sus tres periodos al frente de la empresa, Álvaro González fue parte de diferentes procesos de transformación, tanto en infraestructura como en cobertura. “Coservicios tenía unos 17.000 usuarios aproximadamente cuando empecé, y ya va en más de 54.000”, comenta.
Para él, Coservicios ha sido una institución clave en el desarrollo de Sogamoso. “Lo importante es que no se pierda el rumbo. Que quienes lleguen a dirigirla entiendan que no es llegar a improvisar, sino a trabajar con responsabilidad por lo público”.
Su testimonio aporta una mirada valiosa sobre los retos históricos de la Compañía y sobre los esfuerzos realizados para consolidar los servicios públicos como un pilar esencial para la calidad de vida en el municipio.
*Redactora de Boyacá Sie7e Días
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